domingo, 18 de marzo de 2012

Carta a un amigo creyente (2ª Parte)

Nicodemo
A pesar de haber advertido a mi buen amigo Celestino -hombre místico y devoto católico- que no era de mi agrado que intentara adoctrinarme en su religión católica, él sigue "erre que erre" enviándome mensajes místicos de diversa naturaleza: Sábana santa, lectura dominical del evangelio, etc. Los cristianos deben hacer proselitismo y salvar a las "ovejas descarriadas" porque da puntos para ir al cielo: esa especie de parque temático donde los muertos vivientes -zombies- se lo pasan bomba jugando al padel o al dominó.

Hoy domingo, mi buen amigo me manda esto por email: "Del santo Evangelio según san Juan 3, 14-21: En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto...etc.

Finaliza justificándose así: "Este es el simple mensaje de Cristo, y como soy cristiano lo difundo".

Hace ya meses advertí a Celestino que si él me enviaba textos con sus creencias, yo también haría lo propio con las mías. El hombre accedió y en eso quedamos. Así pues, en memoria de un buen hombre, ateo, escritor y periodista británico que falleció de cáncer en diciembre de 2011; elegí un texto suyo y contesté así:
Christopher Hitchens

Del libro "dios no es bueno", según Christopher Hitchens, pag. 18-19: "Sigue habiendo cuatro objeciones irreductibles a la fe religiosa: (1) que representa de forma absolutamente incorrecta los orígenes del ser humano y del cosmos, (2) que debido a este error inicial consigue aunar el máximo de servilismo con el máximo de solipsismo, (3) que es causa y consecuencia al mismo tiempo de una peligrosa represión sexual y que, en última instancia, (4) se basa en ilusiones".

Este es el simple mensaje del ateo Hitchens y como yo soy "Bright", te lo envío.
Que pases un buen domingo. Recibe un saludo afectuoso de tu amigo Pepe.

lunes, 6 de febrero de 2012

Las contradicciones del cristianismo

La mayoría de las personas en Occidente, tanto los creyentes ("supers") como muchos no creyentes ("brights"), otorga un considerable valor al cristianismo como doctrina moral. Cada vez más personas cuestionan la autoridad moral de las Iglesias y demás corporaciones religiosas pero siguen viendo a Jesús como un hombre moralmente perfecto y su doctrina como un referente de virtud.  

Sin embargo, aprecio que esta creencia ha estado ausente del pensamiento crítico y que ha sido escaso el debate filosófico y la reflexión sobre la bondad real del pensamiento cristiano. Friedrich NietzscheBertrand Russell, ambos filósofos muy influyentes en los S. XIX y XX, respectivamente; cuestionaron  ampliamente la filosofía cristiana, al considerarla inadecuada o incluso perversa. 

En el artículo de hoy pretendo ser poco ambicioso y sólo voy a filosofar sobre una frase del Nuevo Testamento, la contenida en la parábola del juez y la vida donde Jesús dice: "Una cosa te falta todavía: vende todo lo que tienes y distribúyelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo" (Lucas, 18 - 22). 

Particularmente observo que nadie practica está máxima cristiana: no lo hacen los pobres para con otros más pobres; no lo hacen los millones de cristianos que así se autodenominan; no lo hacen los ateos ni los que profesan otras religiones; no lo hacen los ricos laicos ni los ricos ascéticos del Opus Dei; no lo hacen los "kikos"; tampoco lo hacían las industriosas monjitas del convento cisterciense de Santa Lucía (Zaragoza) donde unos ladrones robaron medio millón de euros en metálico que las religiosas atesoraban, eso sí, en pobres bolsas de plástico; no lo hace la Iglesia católica, ávida de riqueza y poder terrenales; no lo hacen los presbíteros, ni sus jefes los obispos, ni tampoco el jefe de estos últimos: el Papa. ¡Vamos, que no lo hace ni dios!.

Me provoca extrañeza que algo supuestamente bueno y ejemplo de virtud no sea practicado por persona alguna, sea o no cristiana. Es más, si algún familiar o amigo vendiera todo para dárselo a los pobres probablemente le recomendaríamos ir rápidamente a visitar un buen psiquiatra. Ya Hobbes comentaba en su "Leviatán" cómo los judíos llamaban profetas a los locos, si pensaban que estaban poseídos de un espíritu bueno, y endemoniados, si el espíritu era malo. 

Yo percibo una clara contradicción entre la doctrina cristiana y la conducta humana. Ante esta contradicción flagrante entre la teoría y la práctica caben dos posibilidades: primera, admitir que la moralidad cristiana es acertada pero que ningún ser humano está dispuesto a cumplirla; y la segunda, reconocer que el ser humano no está tan equivocado, que es racional pero que la recomendación de Jesús sólo la seguiría un loco.